EN LA NUBE HAY NUEVOS PROBLEMAS

 Los recientes casos de Amazon y Sony ponen en entredicho todas las maravillas y beneficios que ofrecen las nubes de cómputo. ¿Será el cómputo en la nube otra moda más?

Todas las “nuevas tecnologías” tienen un proceso de apropiación en las empresas, principalmente basados en el costo beneficio que para ellas implique. Entiéndase por “nuevas tecnologías” o bien una nueva tecnología en sí, o la aplicación de un conjunto de tecnologías para una nueva aplicación.



Las grandes empresas o las empresas que se consideren líderes en la aplicación de tecnología están listas para probar todo lo nuevo que sale, no hacen muchas preguntas y esperan que en el intento de adoptar las nuevas tecnologías generen una ventaja competitiva importante que compense el riesgo de la investigación y de ser los primeros.

Sin embargo, la gran mayoría de empresas, o bien por ser menos tolerantes al riesgo, o por limitaciones presupuestales, no generan este tipo de aplicación novedosa. Deben limitarse a estar pendientes de lo que los “grandes” hagan y ver como lo implementan tan pronto como los precios lo permitan, o en el peor de los casos, hacer caso omiso de las nuevas tecnologías.

El cómputo en la nube está precisamente en los momentos en que las grandes empresas ya lo han probado, están a gusto, y además han demostrado que los conceptos y beneficios esperados teóricamente, son realizables en la aplicación de los conceptos en el mundo real.

También encontramos mejoramiento en la competencia, proliferación de oferentes del servicio y por ende, precios más asequibles a empresas con menores presupuestos para invertir en tecnología. El que se hable y se escriba de cómputo en la nube con tanta densidad no es en vano.

Sin embargo, recientemente han ocurrido casos que obligan a analizar si estamos listos para el cómputo en las nubes para las masas, o si todavía están reservadas para las empresas que puedan pagar un valor alto por el beneficio.

Amazon ofrece en EC2, las siglas de Elastic Cloud Computing, su servicio de cómputo en la nube, que incluye capacidad de alojamiento, cómputo y demás recursos, que se pagan por uso. Finalizando el mes de abril de 2011, tuvo una “caída” del servicio, dejando por fuera miles de sitios y servicios de sus clientes. Siendo Amazon uno de los gigantes tecnológicos, y con recursos suficientes para estructurar las nubes a su antojo, no deja de ser inquietante el impacto que la “desinflada de la nube” tiene sobre quienes confiaron en el proveedor y alojaron ahí sus programas e información para el procesamiento de sus empresas. Ya no es solo el portal de Amazon que sufre, sino las soluciones de muchos clientes.

Iniciando mayo del mismo año, Sony reconoció que habían entrado en forma no autorizada a su portal de juegos de PlayStation y habían sustraído casi 100 millones de registros de sus jugadores, obteniendo información de direcciones electrónicas, nombres y apellidos, direcciones físicas, sexo, fecha de nacimiento, identificación para iniciar la sesión y la contraseña.

El caso de Amazon ilustra el tema de disponibilidad y confiabilidad de la infraestructura que se contrata para este tipo de servicio. El caso de Sony apunta hacia la seguridad en la nube. Dos de las objeciones más complejas que tienen los responsables de las tecnologías en las diferentes empresas para “salir corriendo” hacia la nube.

No es que el cómputo en la nube no sirva, ni estas dos situaciones y otras que se presenten van a parar el curso normal que le vemos a la aplicación de estas tecnologías. En lo que si son valiosos estos dos casos es que nos ayudan a recordar que el cómputo en la nube no es sencillo, que no es una “moda” y que requiere de una estrategia bien estructurada para poder obtener los beneficios esperados.

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